Las hemorroides, también denominadas almorranas, son venas hinchadas en el ano y en la parte inferior del recto. Las causas de las hemorroides son diversas y pueden producirse como resultado de un esfuerzo al evacuar o durante el embarazo. La mayoría de los pacientes pueden aliviar sus síntomas con tratamientos caseros y pequeños cambios en su estilo de vida.
Las hemorroides son muy frecuentes y el 70% de la población adulta las ha padecido en alguna ocasión, sufriendo picazón, malestar y sangrado.
Existen dos tipos de hemorroides:
- Hemorroides internas: Las hemorroides se localizan en el interior del recto. Este tipo de hemorroides no se ven ni se sienten y por normal general no ocasionan molestias. Sin embargo, el esfuerzo o la irritación que se producen al evacuar pueden dañar la superficie de una hemorroide y hacer que esta sangre. Si una de las hemorroides internas sale a través de la abertura anal se le conoce como hemorroide prolapsada.
- Hemorroides externas: Se localizan debajo de la piel que rodea el ano y si se irritan, pueden picar y sangrar. A veces, se puede acumular sangre en una hemorroide externa y formar un trombo (hemorroides trombosadas), lo que puede provocar dolor intenso, inflamación y un bulto duro cerca del ano.
De vez en cuando, puede formarse un coágulo en una hemorroide (trombosis hemorroidal). No se trata de algo peligroso, pero puede ser extremadamente doloroso y, a veces, puede ser necesario realizar una incisión para drenar la sangre.
El sangrado al evacuar los intestinos es el signo más frecuente de hemorroides. El médico puede realizarte una exploración física y otras pruebas para confirmar que efectivamente se trate de hemorroides y descartar otras afecciones o enfermedades más graves.